Se puede decir, mal que nos pese, que a estas alturas del siglo XXI la fiesta de Halloween ya está totalmente introducida en nuestras vidas. Queramos o no, nos la han metido con calzador. Y es que el poder mediático del imperio ha de dejarse ver. Poco a poco, sigilosamente, vamos asistiendo a una invasión cultural que en unas pocas décadas nos convertirá en un estado más de la potente factoría USA.
¿Pero cómo nos vamos a resistir? Para los que tenemos una cierta edad es más fácil, hay que reconocerlo, no así para las nuevas generaciones de jóvenes y niños que, desde bien pequeños, han mamado todo lo que importamos del otro lado del Atlántico.
Las armas utilizadas no proceden del Pentágono ¿o si? Pero sin duda se trata de armas de culturización masiva.
Llevamos toda una semana contemplando películas de Hollywood con el truco o trato. El Canal Disney de televisión, auténtica embajada de Washington en todos y cada uno de nuestros salones, dedica estos 7 días monográficamente a calabazas y cuentos más o menos terroríficos. Nuestra avispada industria del comercio, que no deja escapar ni una, hace el resto. No falta un amplio surtido de disfraces y artículos varios típicos de estos dias. Castañas, panillets, el vino dulce y los boniatos no son suficiente fuente de ingresos en épocas difíciles.
Así estamos, invadidos. Y esto no es mas que el principio, con los Reyes Magos heridos de muerte por el patético y panzudo Santa Claus, iremos viendo como, una a una, son desmanteladas todas nuestras costumbres y tradiciones ancestrales. Hasta llegado el punto de comernos el pavo a orillas del Mediterráneo en el Día de Acción de Gracias, o tener marcado en rojo en nuestros calendarios el 4 de julio, Día de la Independencia.
Al tiempo...