martes, 31 de enero de 2012

Crisis en 3D


Leo que la todopoderosa Nintendo cerrará el balance económico de 2011 con pérdidas por primera vez en mucho tiempo. Parece ser que la debacle le ha sobrevenido por el fracaso de ventas de la, supuestamente revolucionaria, pequeña consola portátil Nintendo 3DS. A su público el hecho de jugar con la tercera dimensión no le ha parecido suficiente argumento como para desterrar su actual consola y pasarse corriendo a este nuevo artilugio.


Una consola que, incomprensiblemente, redujo el tamaño de sus pantallas, y según afirman algunos de sus detractores, cuando llevas cierto tiempo jugando marea.
Ahora que todo parece encaminado al mundo de las 3 dimensiones, ¿cómo es posible que se produzca tan aparente contradicción?



Y es que el fenómeno 3D no es nada nuevo. Recuerdo yo de chaval, allá por los inicios de la década de los 80 que ya fuí al cine a ver una peli, gafas mediante, en que daba la sensación que los objetos salían de la pantalla. Y seguramente todos tendremos relativamente cerca alguna sala IMAX que lleva décadas programando, sin pena ni gloria, montones de documentales y cortometrajes sin que ello le suponga un éxito espectacular de público.


 
En mi opinión, la obsesiva presentación de los sistemas audiovisuales en 3D responde simplemente a un burdo reclamo publicitario para animar al decaído consumidor tecnológico, apabullado por una crisis galopante que no parece darle respiro. 

Tema aparte es que, además de ser un efecto claramente sobrevalorado, pienso que el ojo humano no ve en realidad como forma natural esas tres dimensiones, o al menos, mis ojos no perciben los objetos cotidianos como parece presentarnos la pantalla nada mas calzarnos esas horribles gafas de plástico duro. Por lo tanto de imagenes realistas, nada de nada.




El porqué de que ahora cine, televisión, fotografía, videojuegos, todos estos segmentos de consumo se vuelquen con este fenómeno, es simplemente eso, intentar aferrarse a algún recurso (como el de los recopilatorios, homenajes y duetos en el mundo de la música) que ayude a tal malparada industria a intentar levantar cabeza, antes de que la crisis de ideas, en unos momentos en que todas las películas parecen iguales, y las nuevas formas de acceder a la cultura, acaben por sepultar tantos muertos vivientes que deambulan por los estudios de Hollywood buscando espectadores frescos a quienes hincar el diente.