jueves, 9 de junio de 2011

Surcando mares

 
 
Probando la videocamara Panasonic HDC-SD60, desde el Faro de San Sebastián en Llafranc (Palafrugell). 


viernes, 3 de junio de 2011

Bon Voyage!!

De siempre me ha gustado viajar. Cuando parece que viajar se ha convertido en moda, obsesión en algunos casos, y también antes, cuando desplazarse por esos mundos no era ni igual de rápido ni de confortable. Aunque descubrir lugares con encanto y sumergirte en otros modos de vida comporte algún que otro contratiempo. Y es que, por lo general, a la hora de viajar con niños o con perro, todo son inconvenientes. Me centraré en el primer caso, el que me toca sufrir.
 
En primer lugar, ahora que parece que si no subes a un avion no haces realmente vacaciones, el tema de los vuelos de bajo coste puede resultar interesante, pero claro, siempre que tu destino sea uno de los 7 o 8 típicos, como Amsterdam, Londres, París... si lo que te seduce es perderte por el pasado medieval de la Bretaña o descubrir los valles alpinos del Tirol, olvidate de gangas, los billetes te van a costar un buen pico. Por supuesto los niños ocupan asiento como todos, nada de favores especiales, pagan como un adulto. El tema hoteles viene después.
  





Lo ideal sería alojar toda la familia en una sola habitación, pero buscar hoteles con habitaciones cuádruples supone toda una odisea, sencillamente no hay. Así que si te ves obligado a reservar dos dobles el precio final también se multiplica por 2.


Punto aparte el concepto de niño que se maneja en el sector, para unas cadenas un niño lo es hasta los 16 años, pero algunos otros consideran que con 11 ya es como un tio con barba, a pagar...
 
Te dispones a visitar un museo. Hay precio de adulto y precio de niño, sobre familias no se sabe nada, así que te sale lo mismo que acudas con tus hijos que con el crío del vecino del 5º. Tan sólo en algún sitio de Francia he comprobado que si los 4 pertenecen a la misma unidad familiar el precio se reduce un poco.




En vista del éxito, como último recurso, siempre puedes pasarte el verano en el pueblo de los abuelos, sino esa otra costumbre que parece va cogiendo forma en estos tiempos, encasquetar los niños a un familiar y marcharte tú a uno de esos destinos que luego te permitirán presumir y provocar montones de envidias... pero sinceramente no es mi estilo.

Suerte.