miércoles, 3 de septiembre de 2014

Raro, raro, raro


Los que siguen este blog, mis escasos fieles lectores, ya saben que desde siempre encuentro el gusto por la diferencia, y me cuesta encasillarme o seguir corrientes o modas. Adoptar posturas mayoritarias simplemente porque lo son, o por encontrar un lugar cómodo por donde merodear, no forma parte de mis prioridades.

Aun así, no creáis que en momentos puntuales también me llego a preocupar cuando observo rasgos tan inusuales en mi conducta, que en lugar de reconfortarme, me hacen sentir como un bicho raro entre el resto de personas que me rodean.

Y para muestras de mi rareza, aquí van unas cuantas:

Sin ir mas lejos la playa no me apasiona, y cuando me gusta disfrutarla es precisamente cuando las encuentro medio vacías, en primavera y otoño.

Me agobia mas el calor que el frío, aunque también es cierto que con la edad me he vuelto mas friolero.




Para ver películas aun sigo acudiendo a un videoclub, si ya sabéis ese local con estanterías en donde se hayan expuestas llamativas cajitas con imágenes y títulos seductores y que te cambian en el mostrador por un disco redondo de reflejos brillantes.

No veo apenas la tele, por tiempo y por falta de interés, como tampoco sigo ni me descargo temporadas y temporadas de series con extraños títulos en inglés que apenas entiendo.


Siempre que expreso mi opinión sobre algún tema es porque he dedicado un mínimo tiempo a su reflexión, acertada o no. Nunca emito opiniones sin madurar y a bote pronto. Para eso prefiero quedarme callado.


Todos los coches que he tenido hasta la fecha han sido con motor de gasolina, ninguno diesel. Y, como el niño de El Sexto Sentido: en ocasiones veo señales de tráfico (que nadie más ve).

En mi cocina no hay lugar para calientaleches (perdón, creo que lo llaman horno microondas). Y nunca salgo del WC sin tirar de la cadena.

Los diferentes partidos políticos a los que he votado a lo largo de mi vida, nunca han ganado unas elecciones. Y me desenvuelvo mejor hablando en francés que en inglés.

Prefiero tomar productos azucarados antes que sus versiones lights o zeros, sin azúcares pero vete tu a saber con que potingues endulzantes.

Me declaré ateo y no creyente desde que tuve uso de razón, por eso tome la decisión de no bautizar a mis hijos. Si cuando hayan acabado de definir su personalidad se sienten atraídos por la gran oferta de dioses y fes, allá ellos. Son libres.

Pero quizá el rasgo que me haga sentir mas extraño es... que no me interesa el fútbol!! Algo más el baloncesto, pero como seguidor de un equipo pequeño y modesto, aunque hace años tuviera momentos de gloria.

Cuando parece que todo el mundo necesita estar rodeado a todas horas y todos los días de montones de personas a su alrededor, a mí la soledad no me angustia. Como tampoco me suelo aburrir en casa, o por largas que parezcan unas vacaciones.




También he vivido ciertos momentos visionarios, o de adelantarme a los tiempos, como cuando descubrí las posibilidades de conectar el equipo HI-FI al televisor mucho antes de que lo llamáramos Home Cinema. O configurando la red domestica de pc's en casa cuando aun nos manejábamos con Windows 98.

Total, que quizá sea un poco raro, aunque con algunos propósitos de enmienda. Supongo que en eso sí, como todo el mundo.