La primera vez que vi esa puesta en escena reconozco que quedé impresionado. Cabezas pobladas de larga melena, cazadoras de cuero negro, botas contundentes... estos al final de la actuación romperán sus guitarras o quemarán el escenario, me dije para mí. Todo lo contrario, la aparente estética dura de gran parte de nuestro panorama musical componía estribillos con aires mas bien cursis, del tipo de: Bon dia, ningú ho ha demanat però fa bon dia...
Caí entonces en la cuenta que aquel presunto espíritu de rebeldía, de transgresión, no lo mostraban sus letras, ni un trepidante y frenético ritmo de rock duro. Era simplemente el hecho de cantar en lengua catalana lo que utilizaban como señas de identidad. Si hubiesen compuesto sus temas en castellano hubiesen pasado mas bien por niños pijos de la época.
Sería simplemente un comentario anecdótico, si no fuese porque todo lo que rige la forma de actuar de una parte de la sociedad catalana viene inspirada por estos mismos parámetros. Ese sector que parece moverse en la radicalidad ideológica, en la ruptura y la transgresión del orden establecido, pero que a juzgar por el devenir de nuestra reciente história democrática recuerdan más bien a aquellos niños traviesos y repelentes que, dentro de su descaro y su inocencia, repiten en voz alta una y otra vez: caca, culo, pis... conscientes del tremendo escándalo que provocarán en el público adulto presente.
En definitiva me hallo inmerso en una sociedad con rasgos pronunciados de conformismo y aburguesamiento acomodado, pero que basa toda su presunta rebeldía en una sola dirección: España.
De ahí que se pretenda dar cierta imagen de férreo ecologismo, aunque solamente molesten las corridas de toros, por su origen castellano. O que se propague a los cuatro vientos un supuesto republicanismo, que en la práctica solo se vislumbra en el rechazo de una monarquía, la española.
Esta semana acabamos de asistir a otro episodio de esta cierta esquizofrenia independentista. Líderes de CiU, e incluso el mismo President de la Generalitat han proclamado con bastante sorna su voto afirmativo en ese referéndum de broma que se lleva organizando desde hace meses. Aunque por otro lado, a una proposición de declaración de independencia en el Parlament, esos mismos diputados se hayan abstenido, a sabiendas que de esa forma se encargarían PSC, PP y Ciutadans de rechazar la propuesta.